Gloria Quintana - Mis Hispanidad Internacional - 20 años después....

Diosa de Egipto Jue 17 Sep 2009, 06:16

20 años después de la corona

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Gloria Quintana. Dos décadas después de recibir la segunda corona de belleza internacional que ganaba Panamá, la publicista ve aquello como una etapa. Hoy tiene su propia empresa y guarda la ilusión de tener otro hijo.

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Gloria Quintana con la banda de miss Hispanidad, concurso que ganó en Miami.
LA PRENSA/Oliver Meixner

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“Jamás me hubiera inscrito”, cuenta Gloria Quintana de cuando, a los 19 años, Fernando Eleta la vio en el comercial de Gin Caballito y la invitó a inscribirse en el concurso de Miss Panamá para Miss Hispanidad.

Aquella invitación llevó a la entonces estudiante de contabilidad a convertirse en una de las reinas de belleza más conocidas en Panamá. Ganó el concurso local y luego Miss Hispanidad Internacional, el 9 de septiembre de 1989, para luego participar en Miss Mundo. De aquello se cumple este mes 20 años.

Pese a las dos décadas que han pasado, Quintana recuerda el momento con lujo de detalles, incluyendo a los jurados, entre los cuales estaban los actores Rudy Rodríguez y Andrés García.

Gloria Quintana tiene 39 años pero la mayoría de las veces dice que ya tiene 40; asegura que nunca se ha sentido mejor, maneja su propia empresa de organización de eventos y está enamorada.

Para este artículo, las coronas y la banda las fue a buscar a casa de su madre porque recalca que no son parte de su vida actual, que comparte con sus dos hijos Humberto Emilio y José Alfredo Peláez Quintana.

“Los concursos de belleza son una etapa en la vida, mas no es lo más importante en la vida. Hay gente que todavía cree que tiene una corona... esa etapa de luces y pasarela es divina por un tiempo, pero ya pasó”, afirma.

La final, hace 20 años. Quintana acudió a las oficinas de RPC donde la atendió Katia Vargas, quien era la gerente de producción, encargada del concurso.

Hasta ese momento, cuenta que el famoso en su casa era su hermano Alfredo Quintana, que aparecía en comerciales de televisión, y a ella la apodaban “mami”; no fue hasta después del concurso que comenzaron a llamarla Gloria.

“Yo empecé a decirle a los del concurso que no era ningún árbol sin sombra, que aquí en Panamá existía mucha discriminación racial y que a mí no me iban a discriminar, que por qué no la escogían ‘de a dedo’, que se ahorrarán todo ese dinero”, cuenta la miss.

Entonces, junto a su novio, decidió no participar, hasta que un domingo llegó a buscarlo a su casa y él se había ido al Causeway sin avisarle. “Ah sí, ahora me meto en el concurso”, fue la reacción de ella.

Recuerda que Nikki de Roy decidió que la gama de colores que le iban eran los invernales, así que los estilistas del concurso la maquillaban con fucsias y le hicieron un peinado que no le gustaba.

“Yo no me sentía con luz, así que tampoco me sentía ganadora. Me sentía fea”, dice.

“Eso sí, descubrí que cuando tú te gustas y te miras al espejo, allí es donde te proyectas”.

El día del concurso su madre pidió permiso para salir del trabajo temprano y llevar a Gloria al salón de belleza de siempre, donde conocían mejor su cabello alisado, y la peinaron como a ella le gustaba. Luego, le dijo a la maquillista de Revlon que por favor la maquillara con luz, con colores naranjas, y así llegó a la final, sintiéndose totalmente distinta al resto de los días del concurso.

Aún así, Gloria estaba segura de que Olga Malek, que resultó primera finalista, ganaría. Hoy ella y Malek son buenas amigas, y la entonces “contrincante” asegura que Gloria era la favorita.

Aunque se la recuerda como la segunda miss panameña en traer una corona internacional a casa (la primera fue Cilinia Prada en Miss Asia-Pacific), Gloria asegura que para ella lo más emocionante fue ganar en casa, por la euforia del público.

Eran los últimos meses de la dictadura de Manuel Antonio Noriega, y el día antes del concurso se rumoraba que los militares intervendrían RPC.

“Todo mundo llorando con este estrés”, lo que fue un contraste con la emoción al día siguiente en la final.

Cuando llegó a la final de Miss Hispanidad en Miami, la emoción también fue menos porque la maestra de ceremonias, Bárbara Palacios (que había ganado Miss Universo 1986, celebrado en Panamá) se equivocó. Leyó la lista en el orden incorrecto.

“La cuarta finalista... es Miss Panamá”, dijo Palacios.

Gloria salió al escenario, le pusieron la banda, recibió el ramo de flores y “veo la cara de Andrés García, Olguita Guillot y todo el jurado estaba consternado y de repente hubo un silencio... y Bárbara dijo ‘ha habido un pequeño error”.

Enseguida Gloria supo que había ganado. Entregó el ramo y se fue a esperar a que la volvieran a llamar. La equivocación fue editada de la versión televisada.

Al final había quedado tomada de manos con Miss Venezuela, quien había sido su compañera de cuarto, “nos amamos con locura y pasión hasta ese día”. Los periódicos en Venezuela contaron que hubo trampa y que la cuarta finalista había resultado la ganadora.

Lo que el concurso dejó. A finales de 1989 el país vivía momentos de cambios y Gloria también.

Se atrevió a tomar la decisión de cambiar de profesión, pues dejó la contabilidad, que era la profesión de sus padres, por la publicidad. Se hizo “famosa”, lo que le costó manejar. Comenta que a falta de una farándula local de actores, el “choliwood” son las misses y presentadores de televisión, y de ella llegaron a decir que había quedado encinta antes del certamen internacional y que iba a abortar. En los salones de belleza se escuchaban comentarios como “viste la negra esa que ganó, espantosa, qué mal gusto”, cuenta.

Ella confiesa que, a sus 19 años, eso fue “horrible”. “Vienes de un anonimato y de repente te lanzan al estrellato y es como que estás sin ropa en Alaska y todo mundo viéndote. Me empecé a enconchar, pensaba que cada vez que la gente me miraba estaba hablando mal de mí, entonces miraba mal a la gente”.

Después de un tiempo dejó de importarle lo que comentaban y bajó la barrera.

De publicista a empresaria.Cuando practicaba frente a su padre para la final del concurso panameño decía “Muy buenas noches, yo soy Gloria Quintana, tengo 19 años y mi mayor ambición es ser una modelo profesional”, y su papá le dijo “yo no puedo creer que eso sea lo único que tú aspiras en la vida”.

Y no lo fue. Quintana ejerció el modelaje, pero cuenta que entonces todo se hacía para actos benéficos, es decir, no se recibía paga.

“Desafortunadamente, a veces se dejan llevar más por la belleza que por el intelecto”, comenta del mundo profesional. “Y digo desafortunadamente, pero qué bueno que así pasó, porque se me abrieron muchas puertas”.

Trabajó en las agencias BB&M, Cerebro Young and Rubican, Química y Publicis Fergo. También ha trabajado en producción de eventos con Show Pro y los hermanos Gaitán. Todos trabajos, dice, con cierta exposición, porque lo que se ha mantenido vigente en el ojo público.

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Gloria Quintana - Mis Hispanidad Internacional - 20 años después.... Personaje2

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El 9 de septiembre de 1989 cuando derrotó a Miss Venezuela y se llevó la corona de Miss Hispanidad Internacional.

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A sus 40 años dice que ya no es tan fácil mantenerse delgada. Ha retomado el gimnasio y también activará sus clases de boxeo en casa. Pero su novio alemán, Joerg Zimmermann, le ha enseñado a no preocuparse mucho por eso. Cuando ella le reclamó por tomarle una foto donde se veía ligeramente gorda, él le respondió “qué te pasa Gloria, no somos unos chiquillos, no podemos pretender tener el cuerpo de cuando teníamos 20 años’, lo amé y me entregué a la hamburguesa”, cuenta riendo la miss, que asegura que sus hijos también la alientan a verse siempre bien.

Por estos días está planeando un viaje a Alemania para conocer la tierra de Joerg, y cuando se le toca el tema de hijos, no descarta la posibilidad de tener una hija, pero asegura que no tiene ninguna intención de presionarla a que sea modelo o miss.

Sobre su experiencia de miss dice que “le haría algunos ajustes y cambios en el camino, pero siento que sí volvería a pasar por eso, porque siempre a las personas les gusta ser reconocidas, y no digo ser reconocido en popularidad. En mi caso particular, Panamá estaba pasando por una crisis fuertísima, fue el año de la invasión, todo eran noticias malas. Cuando yo regresé con la corona el pueblo se sentía tan contento porque por primera vez había una buena noticia”.