SIN DESPERDICIO - "DIOS te ilumine carajito" ..Artículo escrito por Rafael Poleo en la revista Zeta..
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SIN DESPERDICIO - "DIOS te ilumine carajito" ..Artículo escrito por Rafael Poleo en la revista Zeta..
SIN DESPERDICIO - "DIOS te ilumine carajito" .. Artículo escrito por Rafael Poleo en la revista Zeta..
DIOS te ilumine carajito..
Artículo escrito por Rafael Poleo en la revista Zeta..
http://doc.noticias24.com/1002/poleo26.html
DIOS te ilumine carajito..
Artículo escrito por Rafael Poleo en la revista Zeta..
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carlos77- Cantidad de envíos : 191
Fecha de inscripción : 24/06/2009
Re: SIN DESPERDICIO - "DIOS te ilumine carajito" ..Artículo escrito por Rafael Poleo en la revista Zeta..
Conseguí el texto del artículo, el cual publíco a continuación:
Rafael Poleo: Dios te ilumine, carajito
Sin necesidad de ir hasta Mussolini, basta recordar a Pérez Jiménez y Carlos Andrés para ver como Chávez ha ido cavando su propia tumba, trabajo que lleva bien avanzado. Todo por ver enemigos en gente honesta como ese joven de Lara que ha tenido la valentía de hablar con respeto pero con firmeza, con argumentos serios y sin que se le vayan gallos ni le tiemble la voz.
Como siempre, soy sincero, Hugo. Te felicito. Por fin tienes entre tus partidarios alguien con la personalidad y lealtad necesarias para decirte que no. Si estuvieras, que no estás, en tus cabales, te convendría llamarlo y escucharlo. No lo harás porque en la locura del poder has llegado al punto donde el líder mesiánico cree en su propio mito. Fue lo que Laureano Vallenilla Lanz hijo me contestó cuando le pregunté por qué un régimen como el de Pérez Jiménez, que en diciembre de 1957 parecía inconmovible, pocas semanas después se derrumbaba. La respuesta de Laureanito –el hombre más importante del régimen después del propio Pérez Jiménez- fue terminante: “Porque él creía que era Pérez Jiménez”.
Tu caso es el de tantos otros líderes de tu tipo. Te arrechas cuando te comparo con Mussolini. Eso es parte de tu ignorancia. Si supieras quién fue Mussolini y hubieras estudiado su trayectoria, se te encogerían las agallas al ver el parecido. Pero no hace falta ir tan lejos. Aquí mismo, en este patio nuestro que parece un gallinero, estuve en el punto desde el cual pude ver por dentro y por fuera el auge y caída de Carlos Andrés Pérez. Caída que, por cierto, arrastró a su partido, Acción Democrática. Fue una observación casi entomológica. Y no la hice en solitario, sino que comentaba ese proceso con gente tan disímil como Rómulo Betancourt, Jaime Lusinchi, Juan Pablo Pérez Alfonzo, Raúl Leoni, Gonzalo Barrios, Pedro Pablo Aguilar, Reinaldo Leandro Mora, Ramón J. Velásquez, Rafael Caldera, Miguel Ángel Capriles, Enrique Tejera y su padre homónimo el doctor de la chivita, Armando de Armas, David Morales Bello, Luis Alfaro Ucero, José Vicente Rangel, Fernando Paredes Bello, José Antonio Olavarría y otros amigos mayores de quienes tanto he aprendido. Porque amigos hay que tenerlos de todos l0s colores, Hugo. Pero amigos de fuste, que ya estén por encima del bien y del mal, que en carne propia conozcan la paradójica impotencia del poder, que tengan preparación y experiencia, que te respeten y te quieran ayudar. No manipuladores y lambucios de medio pelo como los que te jalean. Más aún, lo de Pérez lo comentaba con Pedro Tinoco, quien le había sorbido el cerebro a Carlos Andrés como Fidel Castro te lo ha sorbido a ti, al punto de que ya no son tus neuronas sino las de Fidel las que actúan dentro de tu espacio craneal. (Una vez le dije a Pedro: “Carlos Andrés es a ti lo que el Morocho Hernández a Rafito Cedeño”. Quienes conozcan del boxeo criollo sabrán lo que estoy diciendo).
De Mussolini no voy a hablarte porque sería blasonar de erudición y además sé que cuando te acuerdas de eso se te van los tapones y duermes mal. Es que yo a ti te conozco el programa y por eso intento tratarte para cumplir la responsabilidad conmigo mismo, lo cual no será posible mientras te sigas portando como muchacho malcriado por su abuela cuando le da una pataleta rompe la loza. O sea, que no hasta que la vida te revuelque y ya no seas presidente. Así que voy a hablarte de Carlos Andrés Pérez, y después de ti mismo y te evidente destino.
Cuando Miguel Ángel Capriles me ponía a hablar con Carlos Andrés, solía decir, frente a la víctima: “Rafael… Yo veo al Presidente tú lo llamas Carlos”. Como todos los hermanos Capriles, criados en un ambiente de gran dinamismo intelectual, Miguel Ángel era un provocador iconoclasta. Pero es que, aparte de la trifulca pública, Carlos Andrés y yo fuimos grandes amigos antes y después de sus presidencias. No durante ellas, pues las ejerció con torpeza, primero abriendo las puertas al endeudamiento y la corrupción, y la segunda vez entregándose a la pueril euforia neo-liberal entonces a la moda. En ambos casos, quien le indujo al error fue Pedro Tinoco, igual que Fidel Castro te induce a ti, Hugo. De acuerdo estaba Pedro con los grandes centros financieros del mundo, igual que Fidel lo está con los del terror. En ambos casos, un gobierno en función de los intereses de otros, no en función del interés nacional venezolano.
En ambos casos, Pérez y Chávez, concurren factores semejantes. Los dos tienen una ardiente vocación de poder de las que hacen perder hasta el sentido del sexo. Los dos increíblemente laboriosos, los dos tienen una preparación insuficiente para la responsabilidad de gobernar, los dos andan en subconsciente búsqueda de un padre psicológico, los dos necesitan el alimento de la notoriedad y el aplauso: si hay una boda quieren ser la novia y si hay un entierro quieren ser el muerto. Los dos carecen de la mínima indispensable filosofía de la existencia, esa que te da conciencia de la propia pequeñez y de la inmensidad de lo que cabría conocer. Los dos han sido, allá en el fondo de su corazón, unos niños grandes a quienes un astuto padrino descubrió, fascinó y manejó para a través de ellos desarrollar su proyecto y cumplir sus propios objetivos.
Esa es la historia íntima, que pudiera escribir con detalle y también compasión, porque ningún hombre que haya vivido puede dividir a la humanidad en buenos y malos. Pero la Historia propiamente tal pudiera igualmente escribirla. Y escribirla como se debe, sin mitificaciones pero también sin persecuciones post morten, para que sirva de información y reflexión a fin de no repetir los errores (Santallana). Como un adelanto te digo que lo peor que le puede pasar a un gobernante es lo que a ti te ha pasado, que alguien te sorbió el seso y te convirtió en un robot teledirigido.
Lo de tu ignorancia merece comentario, Hugo. José Vicente, que siempre te defiende aunque tú lo jodas, tenía que aceptar que conocimientos no podías tenerlos, porque de dónde. Pero me decía que eres inteligente y aprendes rápido. Es verdad. Inteligente y estudioso. Pero estudiaste el libro equivocado, el de los lugares comunes del socialismo, tan idiota como el de los lugares comunes del neo-liberalismo. Qué desgracia. Carlos Andrés también sufría de ignorancia conceptual, aunque tenía experiencia.
Lamentablemente, su ego reaccionó mal ante el complejo de saberse menos formado que sus contemporáneos. En vez de aplicar lo que pudo aprender en tantos años cargándole el maletín a Rómulo Betancourt, reaccionó contra el maestro haciendo todo lo contrario de lo que éste hubiera hecho. En vez de reunirse con viejos sabios que tuvieran el aval de haber gobernado, se buscó gerenticos de esos que repiten pomposas boberías inaplicables aprendidas en los textos de administración. Fue el líder fatigado que se acuna en el peligroso confort psíquico de los incondicionales. ¿Y tú?
Tu ego, Hugo, ¿cómo ha reaccionado ante la inmensidad de la tarea? ¿No será que crees que eres Chávez? De Pérez dije que era “un megalómano sin instrucción ni escrúpulos”, definición que hoy me disgusta por cruel y redundante. Uno no tiene derecho a hablar así de los intelectualmente indefensos, como no lo tiene de aporrear a los físicamente débiles. Y además la frase es redundante, porque para ser megalómano hace falta muchísima ignorancia. De ti, Hugo, he dicho que eres “Un muchacho latinoamericano con la cabeza llena de basura”. Eso enfurece a las señoras que en el 98 votaron por ti porque eras un militar y ahora están frustradas. Pero yo lo sostengo. No eres el Diablo, como quisieran esas damas furiosas. Si lo fueras todo sería muy fácil. Bastaría con que Baltasar Porras te hiciera un exorcismo como el que hizo a los seiscientos colegas tuyos que el 11 de Abril querían colgarte en Fuerte Tiuna. Eres una hoja en la tormenta, lo que finalmente somos todos, más con los tiempos que vienen, con amenaza de extinción de la especie humana destruida por su propia locura. Y esa hoja ya no está nuevecita como estaba en el 98, sino toda arrugada y cubierta de lodo, rodando hacia el arroyo.
Haz lo que hacen los sabios: acepta tus limitaciones. Tú no eres el titán que dicen los elementales y peligrosos jalabolas que te están llevando al cadalso mientras por debajo negocian su salvación. Esto último es lo que hacen casi todos, al menos los que cuentan. ¿O es que tú crees que ellos consideran posible derrocar al Imperio, a la Unión Europea, al Vaticano y a todas las fuerzas que cada día vas sumando a la creciente legión de tus enemigos? Tú mismo describes la manera como te van cercando. Uno a uno vas perdiendo apoyos: el imbécil Zelaya, el astuto Correa –hace tiempo te dije que ese se volteaba la chaqueta-, el Lula –que te saca los contratos y aprovecha para Brasil el trabajo de zapa que tú le has hecho al Imperio-, los socialistas del Sur – cuya experiencia les recomienda sabia moderación. Los rusos, que te venden material bélico de tercera categoría y a la hora nona te negociarán con los gringos. Los chinos, que te aceptan contratos incumplibles para que traguemos sus tóxicas baratijas. ¿No sabes que China y Estados Unidos están cosidos por el vientre de la interdependencia financiera? ¿Acaso eres el único en ignorar que Raúl Castro está negociando la amistad del Imperio para cuando muera Fidel? El mundo se te pone más y más chiquito. ¿Crees que cuando dices que los grandes poderes están contra ti alientas a los zánganos que te vitorean? Lo que haces es decirles de qué mal se van a morir. Esos ancianos conmovedores que muestras con fusil y sombrero de cogollo, ¿crees que podrán parar a las experimentadas tropas colombianas, que se entrenan con los soldados tecnócratas del Imperio? Esos venerables ciudadanos en lo que oigan el primer plomazo botan el güinche en el primer mogote que encuentren, ni pendejos. Y si quieres saber lo que piensan los militares, búscate “El Tirano Banderas”. Tú mismo te has encargado de hacerles saber que contigo no tienen vida.
Yo, Hugo, no tengo ni para ni por qué halagarte. Como el beduino, espero a la puerta de mi tienda a que pasen los cadáveres de quienes decidan ser mis enemigos. Todo esto te lo digo porque no creo que seas el Diablo sino el ya mencionado muchacho latinoamericano con la cabeza llena de porquería. En la víspera del 11 de Abril te alerté que tuvieras cuidado con “la gloria roja del homicida”, que Gallegos decía. El 11 de Abril mismo abogué porque te mandaran para Cuba en vez de tirarte del helicóptero, como tus colegas querían y siguen queriendo. En los conflictos internos prefiero las soluciones incruentas, porque las otras dividen a los pueblos, que sólo unidos pueden encontrar algún destino. Si escribo esto es sólo porque ya me ha pasado alguna vez vi claro y no lo dije, y cuando pasó lo que pasó me reproché no haberlo dicho a tiempo. Y no es por ti, sino por esta pobre patria que se enamora de orates inexpertos. No veas enemigos en quienes tienen la valentía que ha mostrado ese mozo de Lara. Lo serán sólo si por vanidad te empeñas en despreciarlos. Bájate de esa nube. Quien está jodido eres tú, que en once años has gastado un platal y estás más lejos que nunca de tus objetivos, que según lo hablábamos eran la prosperidad y la justicia. ¿O tú crees que tener éxito es mantenerse en el poder sin cumplir los objetivos de creación? “El poder, ¿para qué?”, se preguntaba un ilustre estadista colombiano.
Todo esto, Hugo, lo digo con la tranquilidad del hombre que a las puertas de la vejez tiene la satisfacción de haberse comportado lo mejor que pudo. Y te lo digo más por responsabilidad que por esperanza: Dios te ilumine, carajito.
Revista ZETA
carlos77- Cantidad de envíos : 191
Fecha de inscripción : 24/06/2009
Re: SIN DESPERDICIO - "DIOS te ilumine carajito" ..Artículo escrito por Rafael Poleo en la revista Zeta..
La severidad de la carta desplaya no solo el descontento del ciudadano sino tambien un odio de una enorne capacidad que creo mas en un desahogo muy personal de Poleo aunque lo que aborda tiene mucho significado y verdad, pero yo continuo pensando que sino hay la forma, como se esta viendo ya, de resolver el problema de Vnezuela por la fuerza, se busque los medios diplomaticos que tambien lo veo como la posibidad de ganarse la loteria pero el tratar ese medio seria como lo !cortes no quita lo valiente1...hum, o entonces esperar lo que dice el dicho; "no hay quien dure cien anios ni cuerpo que lo resista".- Raul Castro, como dice Poleo tratara el acercamiento con los E.U ya que se acerca el fin de la existencia de Fidel en este mundo, pero amigo mio mira como han pasado ya 50 anios de Dictadura.- Veremos a Chavez llegar a...?.
matador- Cantidad de envíos : 270
Fecha de inscripción : 03/05/2009
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