Asesinato del Presidente José Remón Cantera
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Asesinato del Presidente José Remón Cantera
Un poco de historia:
Hoy, 2 de enero de 2011, se cumple 56 años de misterio: asesinato del presidente Remón
El Hipódromo Juan Franco estaba ubicado donde actualmente están las Galerías Obarrio
WASHINGTON, D.C. -- "Siempre recordaré a su esposo no solamente como un amigo sino también como un gran líder de su pueblo y un expositor sobresaliente de los principios fundamentales del mundo libre", escribió Dwight D. Eisenhower, presidente de Estados Unidos, en un cable de pésame dirigido a Cecilia Pinel de Remón, viuda del presidente panameño José Antonio Remón Cantera, asesinado el 2 de enero de 1955.
Presidente José Antonio Remón Cantera
Un día después, Eisenhower envió un cable a José Ramón Guizado, el vicepresidente panameño que tras la muerte del coronel Chichi Remón había ascendido a la Presidencia. "Deseo comunicarle a usted y al pueblo panameño las profundas condolencias del Gobierno y del pueblo de Estados Unidos con razón de esta pérdida trágica de un gran estadista", afirmó Eisenhower (ver facsímiles).
Once días después del homicidio, a raíz de declaraciones hechas por el abogado panameño Rubén Miró, la Asamblea Nacional ordenó la detención de Guizado y su separación del cargo de Presidente. En marzo de ese año, Guizado fue juzgado y condenado por la Asamblea (por voto de 45 a 8), mientras que Miró —por su propia confesión, el autor material del crimen— fue absuelto dos años después por un jurado de conciencia y murió asesinado a balazos el 31 de diciembre de 1969, poco después de haberse instalado una dictadura militar en el país. Guizado, que estaba preso, fue liberado tras la absolución de Miró y pasó el resto de su vida proclamando su inocencia. En su libro El extraño asesinato del Presidente Remón, Guizado asegura que Miró lo acusó falsamente y "ocultó a los verdaderos culpables" (Ver Mosaico, 6 de julio de 2003).
Jamás se comprobó la veracidad de las acusaciones que Miró lanzó contra Guizado, y de las que él se retractó, después de haber declarado inicialmente "que él, completamente solo, sin inductores, cooperadores, cómplices o encubridores, dio muerte al presidente Remón con una ametralladora comprada a un ex combatiente de Alemania" (Ver El proceso Guizado; Un alegato para la historia, de Carlos Iván Zúñiga - 1980). Entre una maraña de incongruencias, inconsistencias, lagunas, y hechos inexplicados o inexplicables, hay un rompecabezas incompleto de intriga, corrupción, mafia, traición, ambición y cobardía que en conjunto ilustra el lado más oscuro de la política criolla.
Pero, después de 50 años, el asesinato de Remón también es un misterio que por imperativo histórico debiera resolverse, porque tanto las víctimas como los acusados —sin hablar de la Nación misma— merecen justicia y que se construya un archivo fiel de los hechos.
Hacia ese fin, este es un reportaje sobre lo que los documentos oficiales estadounidenses reportaron internamente del caso. Es incompleto, por el momento, porque hay cajas enteras de documentos que todavía están "clasificados" —o sea, bajo llave— y el Gobierno estadounidense no ha respondido a la petición de La Prensa, bajo la Ley de Transparencia de Estados Unidos ["Freedom of Information Act"], para tener acceso a esos documentos secretos.
Ineficacia e irregularidades en las investigaciones
Rubén Miró confesó el crimen de Remón y 14 años después fue asesinado a tiros. El cadáver de Miró es observado por Leslie Loaiza, quien en ese momento era detective del DENI. Durante el mandato del presidente Guillermo Endara, Loaiza dirigió la PTJ.
Remón fue ametrallado a las 7:30 de la noche en el Hipódromo Juan Franco. Entre los archivos públicos del Gobierno federal estadounidense, el primer cable oficial avisando del asesinato fue enviado a Washington a las 12:05 a.m. del 3 de enero de 1955. Iba dirigido al secretario de Estado, de parte de la Embajada estadounidense en Panamá, y decía, "todavía en oscuridad las causas del asesinato y las personas involucradas".
Pero la Embajada estadounidense no se permitió comentarios más analíticos hasta el 11 de enero, cuando envió un cable al secretario de Estado comentando que "ineficacia, confusión, y mezquindades" estaban obstaculizando la investigación. Agregó el cable: "Al buscar un motivo para el asesinato del presidente, el consenso parece ser que solo los comunistas podrían obtener algún beneficio concreto y duradero de la muerte de Remón. Hay que admitir que él tenía numerosos enemigos amargos, pero pocos de estos podrían esperar alguna ventaja a largo plazo de la desaparición del presidente. También se piensa localmente que pocos panameños, si es que hay alguno, pueden haber planeado y ejecutado un crimen casi perfecto como este".
José Ramón Guizado
De allí en adelante, los cables diplomáticos estadounidenses expresan desprecio agudo por la falta de profesionalismo con que se llevó a cabo la investigación del asesinato. "Confusión", "futilidad", "ignorancia", e "indecisión" son las palabras que usó un cable del 12 de enero para reportarle al secretario de Estado lo poco que la policía secreta y la Guardia habían avanzado en aclarar el crimen.
Un experto estadounidense en polígrafo (detector de mentiras), procedente de Virginia, Estados Unidos, al costo de cien dólares al día, encontró tanta ineficiencia y tantos estorbos que amenazaba diariamente con irse. Criminólogos importados de Cuba y Venezuela también se toparon con tantos obstáculos "que pasan sus días en el bar del Hotel Panamá", indicó un cable a Washington. Tres detectives de Nueva York quedaron estupefactos al descubrir que la Policía panameña no había hecho cosas tan elementales como buscar y preservar huellas digitales en las armas y los vehículos vinculados al delito. "Queda claro que los asesinos de Remón solo serán detenidos por casualidad o por la tentación de la recompensa [de 50 mil dólares]", señaló el cable, no sin comentar la probabilidad de que el asesinato fuera "obra de adentro" ["an inside job"]. Esos detectives neoyorquinos prepararon un informe a su regreso (ver cuadro).
Un sujeto no identificado señala el lugar donde estaba Remón cuando fue asesinado. Se observan los impactos de las balas.
Pero si los detectives estadounidenses fueron muy parcos en su informe enviado a Washington, el experto en detector de mentiras Russell Chatham no se prestó a tapujos en sus declaraciones al Departamento de Estado. Chatham dijo en Washington que su experiencia en Panamá había sido "completamente frustrante" y que "los otros expertos extranjeros comparten ese punto de vista". Según él, las autoridades panameñas habían hecho todo lo posible por obstaculizar y frustrar el trabajo de los expertos extranjeros.
Peor aún, Chatham opinó que las autoridades panameñas estaban encubriendo a los autores reales del delito y así lo destaca un memorándum marcado "confidencial" del Departamento de Estado (Ver recuadro).
Un cable del embajador estadounidense en Panamá, Selden Chapin, señala que Chatham le dijo privadamente que sus pruebas de detector de mentiras habían confirmado que St. Malo y el hijo de Guizado "estaban diciendo la pura verdad y eran completamente inocentes".
Asesinato de Remón en la balanza de la CIA
Camisa que usaba Remón cuando fue asesinado. Los círculos resaltan los orificios de las balas.
A medio siglo del crimen, todavía se barajan versiones sobre el móvil y posibles responsables del asesinato del Remón. Una de estas es la teoría que apunta hacia la Agencia Central de Inteligencia (CIA), la cual nace principalmente de la idea de que Estados Unidos veía a Remón como un estorbo a la negociación exitosa del nuevo tratado con Panamá que fue firmado a los pocos meses del asesinato, pero los documentos estadounidenses no sustentan esta tesis en lo absoluto.
Todos los contratiempos de las negociaciones habían sido resueltos mucho antes de enero de 1955 y, es más, Remón había anunciado el 17 de diciembre que aceptaba las últimas modificaciones y un "memorándum de entendimiento" adjunto. Solo faltaba que se completara la traducción.
Por ello, un informe especial de la inteligencia estadounidense, fechado 11 de enero de 1955, estimó que "la muerte de Remón no afectará de manera significativa la relación fundamental entre Estados Unidos y Panamá", aunque "ciertamente tendrá repercusiones turbulentas" para Panamá y Centroamérica.
Para Panamá, observó la CIA, el efecto inmediato del asesinato de Remón sería "una pugna por el poder". Los norteamericanos consideraban que Guizado "carecía de estatura" y tenía "reputación de corrupto", pero el segundo vicepresidente, Ricardo Dicky Arias, no tenía madurez. Remón les parecía un líder de mucha popularidad, pero "un ultranacionalista… que requiere manejo muy cuidadoso". Les gustaba que Remón era "implacablemente" anti-comunista y que podía controlar a la Guardia Nacional. En las elecciones de 1952, Remón fue visto como el candidato más pro-americano.
Para Centroamérica, opinó la CIA, el asesinato asustaría a los "gobernantes autoritarios" —léase dictadores militares— como Anastasio Tacho Somoza, de Nicaragua; Rafael Leonidas Trujillo, de República Dominicana; Fulgencio Batista, de Cuba; Carlos Castillo Armas, de Guatemala, y Marcos Pérez Jiménez, de Venezuela, provocando una mayor represión política en esos países.
Pero esa represión no protegió a los dictadores. Al poco tiempo, Somoza, Trujillo, y Castillo Armas salieron del poder a punta de balazos, como Remón. Batista y Pérez Jiménez sufrieron un destino menos cruel; pese a ser derrocados fueron con sus fortunas ilícitas a vivir cómodamente en España. Para fines de 1961, ninguno quedaba en el poder.
Hoy, 2 de enero de 2011, se cumple 56 años de misterio: asesinato del presidente Remón
El Hipódromo Juan Franco estaba ubicado donde actualmente están las Galerías Obarrio
WASHINGTON, D.C. -- "Siempre recordaré a su esposo no solamente como un amigo sino también como un gran líder de su pueblo y un expositor sobresaliente de los principios fundamentales del mundo libre", escribió Dwight D. Eisenhower, presidente de Estados Unidos, en un cable de pésame dirigido a Cecilia Pinel de Remón, viuda del presidente panameño José Antonio Remón Cantera, asesinado el 2 de enero de 1955.
Presidente José Antonio Remón Cantera
Un día después, Eisenhower envió un cable a José Ramón Guizado, el vicepresidente panameño que tras la muerte del coronel Chichi Remón había ascendido a la Presidencia. "Deseo comunicarle a usted y al pueblo panameño las profundas condolencias del Gobierno y del pueblo de Estados Unidos con razón de esta pérdida trágica de un gran estadista", afirmó Eisenhower (ver facsímiles).
Once días después del homicidio, a raíz de declaraciones hechas por el abogado panameño Rubén Miró, la Asamblea Nacional ordenó la detención de Guizado y su separación del cargo de Presidente. En marzo de ese año, Guizado fue juzgado y condenado por la Asamblea (por voto de 45 a 8), mientras que Miró —por su propia confesión, el autor material del crimen— fue absuelto dos años después por un jurado de conciencia y murió asesinado a balazos el 31 de diciembre de 1969, poco después de haberse instalado una dictadura militar en el país. Guizado, que estaba preso, fue liberado tras la absolución de Miró y pasó el resto de su vida proclamando su inocencia. En su libro El extraño asesinato del Presidente Remón, Guizado asegura que Miró lo acusó falsamente y "ocultó a los verdaderos culpables" (Ver Mosaico, 6 de julio de 2003).
Jamás se comprobó la veracidad de las acusaciones que Miró lanzó contra Guizado, y de las que él se retractó, después de haber declarado inicialmente "que él, completamente solo, sin inductores, cooperadores, cómplices o encubridores, dio muerte al presidente Remón con una ametralladora comprada a un ex combatiente de Alemania" (Ver El proceso Guizado; Un alegato para la historia, de Carlos Iván Zúñiga - 1980). Entre una maraña de incongruencias, inconsistencias, lagunas, y hechos inexplicados o inexplicables, hay un rompecabezas incompleto de intriga, corrupción, mafia, traición, ambición y cobardía que en conjunto ilustra el lado más oscuro de la política criolla.
Pero, después de 50 años, el asesinato de Remón también es un misterio que por imperativo histórico debiera resolverse, porque tanto las víctimas como los acusados —sin hablar de la Nación misma— merecen justicia y que se construya un archivo fiel de los hechos.
Hacia ese fin, este es un reportaje sobre lo que los documentos oficiales estadounidenses reportaron internamente del caso. Es incompleto, por el momento, porque hay cajas enteras de documentos que todavía están "clasificados" —o sea, bajo llave— y el Gobierno estadounidense no ha respondido a la petición de La Prensa, bajo la Ley de Transparencia de Estados Unidos ["Freedom of Information Act"], para tener acceso a esos documentos secretos.
Ineficacia e irregularidades en las investigaciones
Rubén Miró confesó el crimen de Remón y 14 años después fue asesinado a tiros. El cadáver de Miró es observado por Leslie Loaiza, quien en ese momento era detective del DENI. Durante el mandato del presidente Guillermo Endara, Loaiza dirigió la PTJ.
Remón fue ametrallado a las 7:30 de la noche en el Hipódromo Juan Franco. Entre los archivos públicos del Gobierno federal estadounidense, el primer cable oficial avisando del asesinato fue enviado a Washington a las 12:05 a.m. del 3 de enero de 1955. Iba dirigido al secretario de Estado, de parte de la Embajada estadounidense en Panamá, y decía, "todavía en oscuridad las causas del asesinato y las personas involucradas".
Pero la Embajada estadounidense no se permitió comentarios más analíticos hasta el 11 de enero, cuando envió un cable al secretario de Estado comentando que "ineficacia, confusión, y mezquindades" estaban obstaculizando la investigación. Agregó el cable: "Al buscar un motivo para el asesinato del presidente, el consenso parece ser que solo los comunistas podrían obtener algún beneficio concreto y duradero de la muerte de Remón. Hay que admitir que él tenía numerosos enemigos amargos, pero pocos de estos podrían esperar alguna ventaja a largo plazo de la desaparición del presidente. También se piensa localmente que pocos panameños, si es que hay alguno, pueden haber planeado y ejecutado un crimen casi perfecto como este".
José Ramón Guizado
De allí en adelante, los cables diplomáticos estadounidenses expresan desprecio agudo por la falta de profesionalismo con que se llevó a cabo la investigación del asesinato. "Confusión", "futilidad", "ignorancia", e "indecisión" son las palabras que usó un cable del 12 de enero para reportarle al secretario de Estado lo poco que la policía secreta y la Guardia habían avanzado en aclarar el crimen.
Un experto estadounidense en polígrafo (detector de mentiras), procedente de Virginia, Estados Unidos, al costo de cien dólares al día, encontró tanta ineficiencia y tantos estorbos que amenazaba diariamente con irse. Criminólogos importados de Cuba y Venezuela también se toparon con tantos obstáculos "que pasan sus días en el bar del Hotel Panamá", indicó un cable a Washington. Tres detectives de Nueva York quedaron estupefactos al descubrir que la Policía panameña no había hecho cosas tan elementales como buscar y preservar huellas digitales en las armas y los vehículos vinculados al delito. "Queda claro que los asesinos de Remón solo serán detenidos por casualidad o por la tentación de la recompensa [de 50 mil dólares]", señaló el cable, no sin comentar la probabilidad de que el asesinato fuera "obra de adentro" ["an inside job"]. Esos detectives neoyorquinos prepararon un informe a su regreso (ver cuadro).
Un sujeto no identificado señala el lugar donde estaba Remón cuando fue asesinado. Se observan los impactos de las balas.
Pero si los detectives estadounidenses fueron muy parcos en su informe enviado a Washington, el experto en detector de mentiras Russell Chatham no se prestó a tapujos en sus declaraciones al Departamento de Estado. Chatham dijo en Washington que su experiencia en Panamá había sido "completamente frustrante" y que "los otros expertos extranjeros comparten ese punto de vista". Según él, las autoridades panameñas habían hecho todo lo posible por obstaculizar y frustrar el trabajo de los expertos extranjeros.
Peor aún, Chatham opinó que las autoridades panameñas estaban encubriendo a los autores reales del delito y así lo destaca un memorándum marcado "confidencial" del Departamento de Estado (Ver recuadro).
Un cable del embajador estadounidense en Panamá, Selden Chapin, señala que Chatham le dijo privadamente que sus pruebas de detector de mentiras habían confirmado que St. Malo y el hijo de Guizado "estaban diciendo la pura verdad y eran completamente inocentes".
Asesinato de Remón en la balanza de la CIA
Camisa que usaba Remón cuando fue asesinado. Los círculos resaltan los orificios de las balas.
A medio siglo del crimen, todavía se barajan versiones sobre el móvil y posibles responsables del asesinato del Remón. Una de estas es la teoría que apunta hacia la Agencia Central de Inteligencia (CIA), la cual nace principalmente de la idea de que Estados Unidos veía a Remón como un estorbo a la negociación exitosa del nuevo tratado con Panamá que fue firmado a los pocos meses del asesinato, pero los documentos estadounidenses no sustentan esta tesis en lo absoluto.
Todos los contratiempos de las negociaciones habían sido resueltos mucho antes de enero de 1955 y, es más, Remón había anunciado el 17 de diciembre que aceptaba las últimas modificaciones y un "memorándum de entendimiento" adjunto. Solo faltaba que se completara la traducción.
Por ello, un informe especial de la inteligencia estadounidense, fechado 11 de enero de 1955, estimó que "la muerte de Remón no afectará de manera significativa la relación fundamental entre Estados Unidos y Panamá", aunque "ciertamente tendrá repercusiones turbulentas" para Panamá y Centroamérica.
Para Panamá, observó la CIA, el efecto inmediato del asesinato de Remón sería "una pugna por el poder". Los norteamericanos consideraban que Guizado "carecía de estatura" y tenía "reputación de corrupto", pero el segundo vicepresidente, Ricardo Dicky Arias, no tenía madurez. Remón les parecía un líder de mucha popularidad, pero "un ultranacionalista… que requiere manejo muy cuidadoso". Les gustaba que Remón era "implacablemente" anti-comunista y que podía controlar a la Guardia Nacional. En las elecciones de 1952, Remón fue visto como el candidato más pro-americano.
Para Centroamérica, opinó la CIA, el asesinato asustaría a los "gobernantes autoritarios" —léase dictadores militares— como Anastasio Tacho Somoza, de Nicaragua; Rafael Leonidas Trujillo, de República Dominicana; Fulgencio Batista, de Cuba; Carlos Castillo Armas, de Guatemala, y Marcos Pérez Jiménez, de Venezuela, provocando una mayor represión política en esos países.
Pero esa represión no protegió a los dictadores. Al poco tiempo, Somoza, Trujillo, y Castillo Armas salieron del poder a punta de balazos, como Remón. Batista y Pérez Jiménez sufrieron un destino menos cruel; pese a ser derrocados fueron con sus fortunas ilícitas a vivir cómodamente en España. Para fines de 1961, ninguno quedaba en el poder.
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